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Estos fascinantes animales son los responsables de poner al pequeño pueblo de Donsol en el radar del turismo mundial desde que se descubrió se alimentaban cerca de sus orillas en 1998. Los tiburones ballena son los peces más grandes que existen en la actualidad, alcanzando un tamaño máximo de 12 metros y hasta 21 toneladas de peso; se piensa que existen desde hace 60 millones de años pero no fueron descubiertos hasta 1828 en Sudáfrica. Viven en aguas tropicales, donde se alimentan de plancton, por lo que, coletazos aparte, son inofensivos. Su gran tamaño hace que carezcan de enemigos naturales, lo cual condiciona que se muevan de forma lenta y confiada; se muestran dóciles y no suelen huir de los humanos que se les acerquen. Los mejores sitios para verlos son la zona entre Yucatán y Honduras, Baja California, el Arrecife Ningaloo en Australia Occidental, la costa de Tanzania y por supuesto, Donsol y la zona de Batangas en Filipinas, aunque pueden encontrarse en casi cualquier lugar con aguas permanentemente por encima de los 21ºC. Suelen ser la gran atracción de acuarios de fama mundial, especialmente en Japón, donde destacan los de Okinawa, Osaka y Yokohama; también son conocidos los del hotel Atlantis en Dubai, varios en China y uno en Jeju. Fuera de Asia, sólo se puede encontrar en el acuario de Atlanta.

NADAR CON TIBURONES

• La mejor época son los meses de marzo y abril.
• Llamado «Whale Shark Interaction», el Centro de Visitantes está a 2,5 kilómetros al oeste del pueblo una vez se cruza el puente, en Dancalan.
• Hay que registrarse (300 PHP) con un día de antelación o el mismo día a las 7:30 am. No hay ningún barco autorizado a buscar tiburones que no sea a través del Centro de Visitantes (Butanding Visitors Center).
• El bote cuesta la nada barata cifra de 3500 PHP por 3 horas, y el máximo son 6 ocupantes. Hay tres turnos al día: 7:30 am, 11 am y 2 pm.
• No se devuelve el dinero si no se ve ningún tiburón.

En Donsol se presume mucho de que se respeta el hábitat y a los animales, pero no es cierto en absoluto, o al menos no es esa nuestra experiencia:

• El procedimiento es el de toda la vida, ni sónar, ni ningún equipamiento especial ni nada de nada. Un hombre puesto en lo más alto de la barca, sin ni siquiera unos prismáticos. Cuando una barco localiza el tiburón, se lo comunica por radio al resto. En ese momento se produce una frenética competición entre los bangkas por llegar al escualo antes que los demás lo hagan.
• Las normas y la teoría son las siguientes: no se puede tocar al tiburón ni bloquearle el paso; debemos mantenernos a un mínimo de 3 metros de distancia. Sólo se admite equipamiento de snorkel (si no tenemos equipo propio hay que pagarlo aparte, 300 PHP); las fotos deben ser sin flash y los nadadores se lanzarán solo un bote cada vez, por tanto un máximo de 6 nadadores más un oficial (BIO, Butanding Interaction Officer). 
• La realidad es totalmente distinta. Los barcos llegan con el motor a todo trapo hasta donde se encuentra el tiburón, formando un círculo alrededor de él, para que el pez, si quiere huir, no le quede otra que hundirse. Los nadadores se lanzarán siguiendo las instrucciones de sus guías, pero en absoluto un bote cada vez, se lanza el bote que esté más cerca, y como el tiburón se mueve, se acercará a otro bote; los 6 nadadores del bote cercano van también al agua, sin que los otros 6 se suban a su barco. Llegué a contar 13 botes rodeando al tiburón y al menos 30 personas en el agua simultáneamente persiguiéndolo en las dos ocasiones que avistamos, pero he escuchado historias de hasta 25 botes a la vez.

Ésto, combinado con que tuvimos la mala suerte de sólo localizar dos el primer día (o el mismo dos veces) y ninguno el segundo, nos dejaron un sabor de derrota. Personalmente sólo puedo afirmar que vi su silueta desde arriba del barco y una vez en el agua vi medio tiburón, concretamente la cola, pasando a poco más de un metro por debajo de mi, y debo admitir, que aunque supo a poco, la sensación experimentada, mezcla de terror y fascinación, cuando ese gigantesco animal pasa junto a uno, es alucinante. Los había visto en el acuario de Okinawa, pero no puedo imaginarme lo que debe ser nadar con ellos durante minutos en condiciones de buena visibilidad.

Lo cierto es que lo que nos pasó a nosotros parece ser que cada vez ocurre con más frecuencia, y está conllevando un cambio de política. Puesto que ya se saltan las normas respecto a no hostigar al animal, ¿por qué no modificar su comportamiento antes de que los de Oslob nos cierren el chiringuito? Cada vez son más frecuentes los rumores de que se empieza a alimentar a los tiburones para atraerlos también en Donsol y aún así, el número de avistamientos sigue descendiendo cada año, supuestamente por la mayor contaminación del río Donsol (que determina peor calidad del plancton) y el cambio climático (por los cambios de temperatura del agua), pero es fácil deducir que el principal motivo es haber agobiado a los animales sobremanera durante años, y aunque ahora empiecen a alimentarlos, ya es demasiado tarde.

Mi conclusión es que ni se respeta el hábitat ni a los animales, y que son más difíciles de encontrar que en Oslob. No puedo opinar en primera persona sobre la experiencia en esa otra región, ya que no fuimos hasta allí, pero creo que debe ser mucho más satisfactoria porque aparte del testimonio de nuestra amiga Mireia, conocimos varios viajeros que lo habían hecho, y a pesar de lo artificioso todos hablaban maravillas: más de 20 pasajeros por bote, ningún control sobre cómo tirarse al agua, y peces domesticados como si fueran de acuario… pero es prácticamente seguro que verás e interactuarás (incluso tal vez puedas tocar) a una o varias de estas magníficas bestias, y cuando uno ha recorrido medio país tan penoso en temas de transporte como es Filipinas, quieres irte a casa con el mejor recuerdo posible.

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