BRUJAS

Estuve: a final de noviembre de 2008.
Número de días: 1.
Mi puntuación: 5/5.

Aunque pudiera parecer lo contrario por las muchas espiras de sus tejados y apariencia de lugar de cuanto de hadas, su nombre no tiene nada que ver con ninguna bruja; proviene de la palabra flamenca «brug» que significa «puente», lo cual resulta también apropiado, ya que hay muchos puentes, canales y pequeños embarcaderos. Las calles son adoquinadas, y los edificios están hechos de ladrillo ocre; muchos están tal cual, y otros pintados en colores claros, con fachadas triangulares las casas y torres góticas las iglesias. Brujas no tiene un símbolo o edificio mundialmente famoso, pero es una ciudad clásica-medieval extraordinaria en sí misma.

París, Praga, Venecia, Kioto, Nara, su vecina Gante… pocas otras ciudades que yo conozca pueden presumir de que uno puede pasear durante horas por ellas e ir disfrutando a cada paso, lo que es particularmente meritorio en Brujas considerando el tamaño de su centro histórico, de apenas un kilómetro y medio de radio. Todo tiene encanto, y es una pena visitarla en medio día, como suelen hacer las hordas de turistas, aunque dé tiempo. El invierno es por tanto un buen momento para ir; el día que estuve fue particularmente frío, pero la ausencia de turistas y el paisaje otoñal le confirió un aspecto muy auténtico. Por otro lado, ver esa maravilla de ciudad con sol debe ser fascinante… En cualquier caso, venir a Bélgica y no parar aunque sea unas horas en Brujas, es algo imperdonable.