CUANDO IR
La temperatura ideal para visitar Berlín se da entre junio y agosto, con máximas en torno a 25ºC y mínimas de 15ºC, pero son los meses más lluviosos (en torno a un 25% de probabilidad de precipitaciones) y de máxima ocupación, por lo que se deben valorar mayo y septiembre, con temperaturas agradables, menos lluvia y precios moderados.
Aunque hace frío, otoño e invierno puede ser una buena época para ir, ya que la gran oferta de alojamiento permite encontrar ventajosos precios sin apenas antelación en temporada baja. En mi caso, que ambas veces he ido en temporada baja, la primera vez fue en noviembre, me quedé en el que estaba considerado el mejor hostel de la ciudad reservando unos días antes, y la segunda, a principios de marzo, fuimos a un hotel que estuvo bastante bien a 100 metros del Check Point Charlie por 50 € reservándolo la noche anterior.

MOLESTIAS E INCONVENIENTES
- En Berlín hay gente que no es nada simpática con los turistas. Alguno dirá «como en cualquier parte», tal vez, pero aquí parece haber una mayor proporción que en ninguna otra ciudad de Alemania, en consonancia a la proporción de turistas. Dos veces me ha pasado que se han negado a hablarme en inglés, pero no dos personas que pasaran por la calle, uno era el camarero de un bar, y la otra la señora de la ventanilla de venta de tickets en una estación de tren, que además de renegarme en alemán me hizo un claro y poco educado gesto con la mano indicando «lárgate de mi vista»; hablamos de dos personas cuyo puesto de trabajo depende en gran medida de turismo. Al próximo borde le voy a plantar una hoja de reclamaciones que va a pagar por los tres…
- Hablando de pagar, como en la mayor parte de Centroeuropa, hay que pagar en los lavabos. Por utilizarlos en una estación de tren es algo que no gusta pero no es tan infrecuente, y favorece que se mantengan más limpios, pero se solicita propina por utilizar el baño de muchos bares y restaurantes donde estés consumiendo, o incluso en algunos museos o exposiciones en las que habrás pagado tu entrada. Personalmente lo que hago cuando me veo cara a cara con un asistente al cual no puedo evitar es darle el billete más grande que lleve encima; como la gente paga en monedas pequeñas, nunca tienen cambio, pero eso no es problema del cliente, así que pueden ir a buscar cambio abandonando su puesto o, lo habitual, dejarte pasar gratis.
PELIGROS
Berlín, especialmente en la zona que interesa a los turistas, es una de las capitales más seguras de Europa, tanto en términos objetivos de índices de seguridad-criminalidad, como en la apreciación subjetiva que la ciudad transmite. Esto no significa que debamos confiarnos en exceso:
- Como en cualquier lugar turístico, el mayor riesgo es el de los carteristas, aunque se están usando recursos para controlarlos; en la calle hay muchos policías y en el metro también, junto con revisores que van de paisano y en parejas para inspeccionar por sorpresa, tan pronto se cierren las puertas del vagón, a los viajeros que no hayan validado el ticket antes de subir, pero que obviamente también disuaden a los carteristas de actuar. Tanto delincuentes como policías normalmente son los que menos te esperas, la única vez que me han pedido el billete los revisores tenían más aspecto de carteristas que de revisores, pero sus identificaciones y actitud no daban lugar a duda. No se debe subir al transporte público sin validar el ticket, las inspecciones son frecuentes. Aparte de los carteristas clásicos, abundan los que intentan distraer haciendo que firmes peticiones falsas. Especial cuidado hay que prestar a grupos de niños que nos rodeen haciendo ver que piden limosna, son tan hábiles con las manos como rápidos escapando.
- El día 1 de mayo (día del trabajo) suele haber manifestaciones violentas.
- Tristemente, como en cualquier zona con alto número de visitantes, el riesgo de terrorismo es alto a día de hoy. Aún así, esto no debería desanimar a nadie a ir, las posibilidades de verse involucrado en un atentado son extremadamente bajas y verdaderamente se trata de tener la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el momento inoportuno. Se recomienda precaución en las zonas de aglomeraciones, especialmente en festivales o mercadillos, e intentar no entretenerse en ellos más tiempo del necesario.
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