SÍDNEY

Al was here: 2 días a final de noviembre de 2005 y 5 a final de febrero de 2012.
Número de días necesario: al menos 2.
Mi puntuación: 5/5.

No estaba pensando escribir sobre Australia en este momento de mi vida, pero por mi cumpleaños suelo regalarme un post de algún sitio que me haga particularmente ilusión, y éste es el primero que se me ha venido a la mente. Y es que lo mío con Sídney es amor verdadero y por tanto, no se puede explicar, como me pasa con Tokio o Singapur, urbes que muchos consideran poco más que aceptables, pero a mí por algún motivo me alucinan, y creo que ese motivo es que la ciudad me gusta, pero el ambiente me encanta. Es uno de esos sitios donde podría vivir:

Después de todo, ¿qué pensarías de una ciudad donde en el Jardín Botánico hay carteles que dicen «por favor, pisad la hierba», «abraza a este árbol» o «este es un buen sitio para que hagas picnic»? Pues no solo hay muchos tipos de plantas, vistas a los rascacielos, tours guiados gratuitos o una colonia de murciélagos gigantes; además está junto al mar, algo muy poco frecuente. Sólo quitaría a las cacatúas blancas, en mi opinión los animales más escandalosos del planeta.
Y junto al mar y al Jardín está la Ópera de Sídney, el símbolo de la ciudad y uno de los edificios más famosos del siglo XX, cuya forma imita a las velas de un barco, patrimonio de la Humanidad desde 2007.
Y junto a la Ópera y sobre el mar está el enorme Puente de la Bahía, tan alto como para que pasen por debajo trasatlánticos y a cuya cima se puede subir enganchados a un arnés. El Jardín Botánico + la Ópera + El Puente forman un conjunto brutal. Es uno de los skylines más atractivos que la mano del hombre haya fabricado, y todo puede recorrerse a pie.
En cuanto a sus barrios, el Downtown aunque agradable, no es muy diferente del de otras ciudades modernas como puedan ser Auckland o Vancouver. No podía faltar su anteriormente barrio de mala muerte que ahora se ha convertido en vintage y de moda, King’s Cross. Repleto de restaurantes retro y locales alternativos, mezcla aspectos modernos con otros desaliñados. He estado en varios de diferentes ciudades y tengo que admitir que la fauna que se ve en King’s Cross es de primera clase.
Y para fauna, su Zoológico, uno de mis favoritos; a ello contribuye el hecho de que hay muchos animales, considerados inofensivos (monos, wallabies…) sueltos, aunque haya quien dude de si un emú de 1,80 metros no podría darnos un grave picotazo.
Las playas: Bondi y Manly. Los de Sídney aquí se pasan de chovinistas, son dos playas que están bien sin más, no son ni de cerca de las mejores del país, pero son agradables en sí mismas y su entorno; los paseos peatonales costeros cercanos a ambas son todo un lujo para aquellos que gusten de andar o practicar deporte.
¿Y a quién no le gusta practicar deporte aquí? Admito que en ésto los de Sídney también exageran un poco: parece que toda la ciudad sea un campo de entrenamiento de preparación para un Ironman; en cada zona verde encontraremos gente corriendo, haciendo abdominales, flexiones, sentadillas, practicando ciclismo; en cada tramo de escalera habrá una muchedumbre subiendo y bajando, subiendo y bajando… Es la única ciudad en la que he visto docenas de personas en pleno Downtown vestidas de deporte con una toalla al cuello, y es que son oficinistas que aprovechan su hora de comer para hacer unos kilómetros en el Puente o el Botánico, volver a la oficina, ducharse, y seguir trabajando.

Que nadie vaya allí buscando la incomparable belleza clásica de Venecia o Kioto, no se puede tener todo… y allí tienen uno de los mejores skylines, buen clima, todo tipo de comodidades, alto nivel de desarrollo, buen ambiente y muchísimas facilidades para practicar deporte. A veces pienso que Sídney la diseñé yo.